miércoles, 13 de marzo de 2013

DIME QUE NO, COJONES

En Corea, decir que no te cuesta tres sílabas: 아니요; se lee “anió”.

Decir que sí sólo te cuesta una y además es de las fáciles: 네; se lee “ne”. Es algo que si se lo oyeras a un bebé como su primera palabra no te sorprendería. Si te dijera “anió” fliparías, porque es una palabra de tres sílabas y aguda, no es moco de pavo.

El tema: nadie dice no en este país. Decir “no” es de mala educación, por eso no necesitan una palabra práctica, rápida, fácil de decir. Simplemente porque no lo dicen.

Ejemplos prácticos:


        - ¿Sabes si pasa el autobús 21 por esta calle?
        - Quizás…quizás pasa por la calle perpendicular a esta.

En la psique de un coreano sería de mala educación decir que no porque de alguna manera te está llamando lerda porque no sabes si el autobús 21 pasa por esta calle. Lo que ellos no ven es que si lo supiera, no lo preguntaría y el "quizás" confunde basante. Y lo utilizan constantemente, todo es "quizás". 

        - ¿Te apetece un café?
        - Gracias. → ¡Cuidao! Si no dice “sí” explícitamente es un “no, gracias”.

Aquí sería de mala educación porque les estás ofreciendo algo y lo están rechazando. El problema es que no te enteras de que no quieren café hasta después de tres o cuatro capuccinos que has sacado de la máquina para nada. La quinta vez que no te dicen "sí" explicitamente te das cuenta de que no, no quieren café. 


Parece agotador, ¿verdad? Lo es.

Y cuesta acostumbrarse y creo que nunca llegaré a entenderlo. Alguno de vosotros estará pensando (que nos conocemos...) que vaya oportunidad de aprovecharse de esta pobre gente que no puede negarte nada. No os confundáis: no decir “no” no significa que no nieguen sino que les cuesta más tiempo y en general consiguen que tú pierdas los nervios. Os cuento lo que me ha pasado esta semana.


Hace unas semanas me apunté a un grupo de intercambio de idiomas inglés/coreano. La desesperación por encontrar amiguitos me llevó a hacer algo así a pesar de que yo tengo poco coreano que compartir y mi inglés tampoco es perfecto. Pero oye, es lo que había y no me prohibieron la entrada por no ser nativa de ninguno de los dos idiomas, quizás mi pinta vikinga les despistó; si hubiera habido alguno donde el español entrara en la ecuación lo hubiera considerado, pero parece que hay poca gente interesada por estas latitudes.


Lo del grupo de intercambio consiste en quedar una vez a la semana en alguna cafetería a charlar más o menos por turnos y en general sobre un tema que decides a priori. Eso te obliga a prepararte algún párrafo en la lengua que quieres aprender y a buscar vocabulario sobre el tema: en el grupo sueltas tu parrafada y el resto te corrige. Y así se aprende. Y se conoce gente.


La semana pasada se lo comenté a una compañera de trabajo que parece muy interesada en aprender inglés y le pareció una idea muy buena. Le dije que si le apetecía apuntarse que me lo dijera, que sólo hay dos coreanas en el grupo y comentó que le encantaría asistir, que por favor le avisara para la semana siguiente, que qué estupendo conocer más extranjeros y bla, bla, bla…¡todo muy excitante! Fue muy curioso porque más gente de la oficina mostró interés e incluso un par de ellos me dijeron directamente que les gustaría venir conmigo así que quedé en avisarles para la próxima.


También la semana pasada lo comenté con mi profesor de coreano, que es amigo de uno de los compañeros de trabajo interesados en el grupo de intercambio. Se lo comenté por si a él también le apetecía y como es de los pocos que me habla claro y me explica cómo funciona esta cultura, se rió mucho rato en mi cara. Ésta fue la conversación (dramatizada):


        - Sara, no quieren ir al grupo 
        - Qué dices, flipao, si han sido ellos los que me han dicho que quieren venir.
        - Están siendo amables contigo, el día que les digas de ir al grupo te van a dar alguna excusa cutre para no hacerlo.
        - ¿Pero qué necesidad tienen de decirme que quieren venir si no quieren?
        - Sólo quieren mostrar interés por tus chorradas. Estoy seguro porque a cualquier coreano medio le horrorizaría hablar en inglés delante de alguien al que acaban de conocer. No van a ir.


Puto vidente. Lo veía así de claro. Yo no, no me lo podía creer, así que me aposté con él 10.000 wones a que venían (suena a mucho pero te da para un par de cervezas). Un poquito sí me lo podía creer. 

Ahora le debo dinero.

Ayer martes, día de grupo de intercambio de idiomas, mandé un mail a los cinco compañeros que la semana pasada se habían mostrado tan interesados en apuntarse: tres de ellos me habían dicho la semana anterior que venían y dos que les parecía una idea maravillosa.


Para que os hagáis una idea de lo insistentes que habían sido los tres que me dijeron que querían venir, lo organicé a pesar de que el grupo oficial de intercambio esta semana no se reunía, pero me habían preguntado tanto que pensé que con nosotros era suficiente y mandé el mail.


¿Qué creéis que pasó? De los tres que me había dicho que VENÍAN SEGURO, una me dijo que tenía que limpiar su cuarto, otro que había quedado ya a cenar y la tercera, la misma que la semana pasada me había pedido que por favor por favor por favor le avisara, me dijo que las 19h30 era muy tarde y que no podía venir. 


Compañeritos, os quiero. Haced esto más veces, por favor.

Ésta última me hinchó las narices más que el resto porque me había preguntado mil veces la hora y siempre le había dado la misma respuesta; y resulta que ahora la hora era un problema. Estaba perdiendo dinero así que la hice sudar un poquito: ¿y si quedamos a las 18h30 vendrías? ¿Y si lo cambio para mañana? Pues ven sólo media hora ¿no? ¿No? ¿No? A todo me balbuceaba alguna chorrada; eso sí, no oí ni un sólo “anió” por ningún lado. Dime que NO, cojones.

Los otros dos aparecieron milagrosamente por la cafetería en la que habíamos quedado aunque mi gozo quedó en un pozo: el compañero entró preguntando por mis amigas del grupo de intercambio (vino con el pelo lleno de gomina y apestando a colonia) y la compañera diciendo que ella lo que quería aprender era español. Con la excusa y la coña sobre mi poder de convocatoria nos echamos unas risas.

Olé. Todo el mundo lo tenía muy claro menos yo, que soy imbécil. Los dos que vinieron no tenían ningún interés en intercambiar nada, ¿qué narices hago yo organizando, si sabemos que no se me da bien? Éstos no me vuelven a pillar en una así...


Hazte fan del "no". 
¡Besos a todos! 

8 comentarios:

  1. JAJAJA! Hay que estar preparado para sus chorradas.

    Mis chinos/hongkonianos/taiwaneses tampoco saben decir que no, pero ya van siendo más directos tras cuatro años... xD

    Prepara algo para que no te puedan decir que no a la cara, tipo algo de comida que no les va a gustar xDDD y que lo prueben...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me dirían que son alérgicos o algo así, esta gente tiene sus recursos!

      Eliminar
  2. Jajaja! En Japón eran igual, a todo te contestaban con un "chotto", que literalmente significa "poco" pero en realidad quiere decir "no" (de esto te das cuenta cuando entras a un hotel preguntando por habitaciones y te responden con el "chotto" maldito, jaja). Por suerte a los vietnamitas no les da ningun reparo, incluso te sueltan un "ni de coña" si te descuidas!
    Mucha suerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. María! Qué tal todo? Yo poco a poco me voy acostumbrando a esto :) espero que todo te vaya de lujo!

      Eliminar
  3. Que noooo!!!!

    Reconozco que soy de los que he pensado en aprovecharme de ellos (y aun lo sigo pensando)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo decía por ti, Nos vamos conociendo Victor...a ver si se te ocurre alguna manera de aprovecharnos esta semana que viene!

      Eliminar
  4. Con lo facil que resultaria decir que no....o lo que es lo mismo SI, LOS COJONES!!!! deberías enseñarles esta última alternativa, quiza tengas más exito...un besito rubia!

    ResponderEliminar